Matías Gibaut

Cerrado 24hs*

Disponga o no de brújula, usted llegará. San Telmo es pródigo: Carlos Calvo 943, entre Tacuarí y Bernardo de Irigoyen (a dos de Avenida San Juan, a dos de Avenida Independencia).

(Amarillo, negro, blanco)

fac el espacio de arte + pequeño del planeta exhibe una composición inigualable, ascética, lujuriosa sin fondo. Sobriedad figurativa, mínimo de materia, voluntad absolutamente antibarroca.

El hacedor
Matías Gibaut ejecuta una cacería: Travelling fijo en tres movimientos. Narra en clave lunar una nueva trinidad. Cortes, recortes, siluetas. Vida en plano general y en primer plano. Gibaut detiene el capítulo clásico, sigue la cadena, inventa una ficción con cruces inesperados.

El arma
Michel Tournier se refiere a la cámara fotográfica en términos anatómicos, sitúa la potencia de seducción en el diafragma de iris que añade al orificio del objetivo un órgano delicado, ingenioso. Alejar y acercar a voluntad, soltar y apretar: algo de flor y algo de esfinter: párpados, labios. A esto le suma la fisiología del diafragma, es decir, la magia de la luz.
Vuelto elemental el instrumento, la metáfora persiste, condensa la diatriba pulsional, suspende.

1º 30/03 al 09/04
De un plano a otro, paisaje lejano, suburbios electrificados, el torso de una mujer ¿una mujer?, un enchufe a ras de zócalo. Pespuntes. La niebla bascula diferencias; igual que en el cuento de Edgard Allan Poe, el escarabajo está en escena. Preludio y fuga, lógica en sutil tensión.

2º 10/04 al 19/04/07
Opacidad, transparencia, color, celebración de círculos vacíos. A la utopía concreta se suman los arpegios de género. Neutro. Es cuestión de percibir la ruptura mineral. Arbustos crecen por encima del techado, no es necesario más para describir la soledad.

3º 20/04 al 30/04/07
Si Godard contemplara esta serie, ante la superficie húmeda de la bata volvería a repetir: “No es sangre, es rojo”.
Oscilación, vaivén milimétrico, estatismo. Lo que pende reclama sostén: me caso con la cosa, cuadriculo, purifico, vuelo. La imagen se expande, despliega señales políticas, pequeñas explosiones.

El espectador
Los cuervos comen carne fresca, sobrevuelan la presa, intuyen el pulso alerta, saben de quietud y estertores, observan. Hay barrotes. Incautos guardianes contra la impaciencia. Al apetito del ojo se impone el placer de la mirada, el ronroneo visual, el sesgo. Penetrar,penetrar en la desmesura a carozo pelado. Las pupilas sedientas comprimen el tiempo real.

La inauguración
A la intemperie, entre intriga y jolgorio un grupo numeroso de voyeurs busca el mejor ángulo. Silencio, risas, elogios. Sobre una barra improvisada una camarera bellísima sirve tragos cortos, vodka y limón. El calor evoluciona en la oscuridad.

Liliana Heer



* Texto publicado en la edición 20 de The Argentimes.